1 de Septiembre 2003
Por un día? (post global)
A nunca pensó que en el 2023 pudieran hacerse viajes de trabajo... ¡en el tiempo! Caballos de Troya aparte, ignoraba que las grandes multinacionales adiestraran a algunos de sus empleados para realizar misiones (de marketing) espacio-temporales: en esto consistía entonces el ascenso, el nuevo puesto por el que su jefe -ya ex- le felicitaba con tanto misterio, deseándole suerte en septiembre.
Todo eso pensaba, mientras permanecía de pie ante una especie de cápsula translúcida de color verde, escuchando a su jefe actual, a quien nunca había visto antes, vestido con una bata blanca.
J: Por último. El uso de los módulos 1 y 2 está rigurosamente automatizado y controlado por mí mismo; la lista de entradas y salidas es rigurosa, tiene un minuto de margen para entrar o salir; será avisado con una vibración en su ordenador de muñeca cinco minutos antes; tres faltas y a hacer mailings de nuevo, ¿todo claro?
A: Sip.
J: Y ahora escúcheme bien. Cada día le explicaré todo esto, puesto que diariamente, antes de abandonar su puesto, se le administrará esto (dice sacando del bolsillo del pecho una píldora roja y una sonrisa), un medicamento completamente inocuo que sustituirá sus recuerdos laborales por los de un Ejecutivo de Ventas en jornada intensiva. Si notase cualquier anomalía en su salud no olvide notificarlo inmediatamente...
A está ya hipnotizado con la píldora, la sigue con la mirada desaparecer de nuevo a la altura del corazón que tiene enfrente.
J: Es lo que acaba de firmar usted hace diez minutos.
A: Sí, sí, claro. No debería haber problema.
J: ¿Alguna pregunta?
A: ¿Mañana nos contamos esto de nuevo entonces?
J: Err, sí, todo lo anterior. ¿Salía usted entonces a las..?
A consulta, con toda la destreza que da media hora de familiarización, su nueva muñeca computerizada: ¡En 45 minutos! Voy, si no le importa, a prepararme.
J: Hasta la tarde.
Pero cuando A terminó aquella, su primera jornada laboral de ejecutivo de ventas en una multinacional, optó por (como más de uno y más de dos, seguramente) alojar en el hueco de una muela la pastillita que le dieran. Quería tener la oportunidad de poder recordar, durante unas horas, las anteriores vividas: no para contar a nadie lo insólito de su nuevo estátus laboral, sino para poder pensar... un plan.
Eso es. Tenía toda la noche para documentarse. Buscar datos, cotejar distancias y minutos porque mañana, en uno de sus viajes rutinarios al pasado, retrocedería veinte años y se buscaría a sí mismo para hacerse llegar un par de combinaciones de la Bonoloto, amén de una relación de datos "retrospectivos" de la web del Marca. Se impondría la justicia poética y ¿por qué?
Porque A estaba ya hasta los mismísimos de verse, a sus 47 años, currar de comercial casa por casa, repitiendo: "Hola, he venido del futuro para mostrarle el poder de la nueva Neutrex acción oxígeno"...
[ Pero, sobre todo, por esto. ]
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